HOPE DIAMOND: ¿LEYENDA O REALIDAD? (II)

Decapitaciones Revolución Francesa

HOPE DIAMOND: ¿LEYENDA O REALIDAD? (II)

Continuamos la leyenda negra del Hope Diamond con el siguiente rey francés: Luis XVI, quien regaló la joya a Maria Antonieta y, aunque ésta conocía la oscura historia del diamante, lo lució sin pudor, incluso llegándoselo a prestar a la princesa Lamballe. Tanto Luis XVI, como Maria Antonieta, como la princesa Lamballe, fallecieron en la guillotina durante la Revolución Francesa.

Se le pierde la pista al diamante, hasta que un desconocido lo lleva a un tallador holandés, quien divide el diamante en dos partes. Una mitad fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick, y la otra por el mismo tallador holandés. El primero de ellos pierde su fortuna en menos de dos meses; mientras que el segundo fallece de un infarto al descubrir que su propio hijo le roba el diamante para vendérselo a un curtidor judío llamado Beaulieu. El hijo, al enterarse de la muerte de su padre, le inunda la culpabilidad y acaba suicidándose.

Beaulieu, al conocer todas las tragedias que arrastraba la joya, se asustó y se la regala al rey Jorge IV de Inglaterra. El rey inglés decide incrustar el diamante en su corona, y en 1822 pierde la razón y muere.

El siguiente dueño de este diamante épico fue Sir Henry Hope, banquero y comerciante. Conociendo las oscuras historias que le rodeaban, decidió organizar una ceremonia para exorcizarlo. Una vez “sanado”, decide darle su nombre a la joya, que mantiene hasta la actualidad: Diamante Hope. A Sir Henry Hope no le pasó nunca nada, pero tras su muerte la gema pasó a manos de sus descendientes, quienes sí sufrieron desgracias como muertes inexplicables y quiebras repentinas.

Henry Hope

La joya fue vendida a un norteamericano de nombre Colot, quien cayó gravemente enfermo, perdió su fortuna y acabó suicidándose. El siguiente dueño fue el príncipe ruso Kanitowski, quien obsequió con el diamante a su amante, una vedette parisina. Pocos días después, tras una fuerte discusión entre ambos, el príncipe ruso mata a su amante mientras la joya se perdía por la confusión. Se volvió a conocer el paradero del diamante, cuando cae en manos del griego Sr. Simón Montarides, quien también sufrió las consecuencias de Hope: el eje del carruaje en el que viajaba su familia falló por lo que se precipitó por un barranco sin dejar supervivientes.

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